sábado, 7 de septiembre de 2013

Los Palos del Cante:

La Jabera
Es un estilo flamenco de la familia de los cantes de Málaga, y dentro de ellos se la considera de los más antiguos. Las primeras noticias que de él se tienen las ofrece Serafín Estébanez Calderón. En su obra "Escenas Andaluzas" (1847), en el artículo titulado "Asamblea General", describe la actuación en una fiesta de la gitanilla Dolores, y comenta: "Entre las cosas que cantó, dos de ellas sobre todo fueron alabadas. Érase una la "Malagueña" por el estilo de la "Jabera" y la otra ciertas coplillas a quienes los aficionados llaman "Perteneras". Cuantos habían oído la "Jabera" todos a una le dieron en esto triunfo, y decían y aseguraban que lo que cantó la gitanilla no fue la "Malagueña" de aquella célebre cantadora, sino otra cosa nueva con distinta entonación, con distinta caida y de mayor dificultad...". Está claro que en esos momentos el cante por jaberas tenía identidad propia. No obstante, a pesar de que Estébanez ya nombra la jabera en su conocida obra, en cambio Antonio Machado ("Demófilo") no la cita en su libro. Ello ha hecho pensar que en la época de "Demófilo" (1881), este estilo no era considerado cante flamenco propiamente dicho.
Pero, ¿donde estuvo entonces el origen de la jabera? Sobre este punto existe diversas opiniones. José Luque Navajas atribuye este estilo a dos hermanas malagueñas, vendedoras de habas, del barrio de la Trinidad, en cuya calle Mármoles tenían, a comienzos del siglo XIX, un puesto de habas. Y nos dice el citado autor: "Estas hermanas , que cantaban muy bien y, ora en los pregones de su mercancía, ora en sus ratos de esparcimiento, interpretaban expontáneamente un cante del corte del fandango malagueño que ellas habían configurado muy bellamente, con arreglo a sus buenas facultades y gusto". Este autor nos dice que, en su opinión, era en Torrox y Vélez Málaga donde se interpretaba la jabera, conocida como "cantes de Maria Tascón".
La jabera es un cante con copla de cuatro versos octosílabos, que pertenece al grupo de los fandangos malagueños. Es un cante sin compás y ofrece al cantaor grandes posibilidades de interpretación, pudiendo recurrir a toda clase de floreos, arabescos y ornamentaciones vocales. Su riqueza en melismas posibilita la exhibición del cantaor que, si cuenta con facultades, tiene la pisibilidad de alargar los tercios a su voluntad.
Es opinión de algunos flamencólogos, que la jabera es un estilo que ha estado mucho tiempo sin encontrarse en el repertorio de los cantaores. Al igual que otros cantes dormidos, fue en 1955, con la aparición de la Antología del Cante Flamenco, cuando cobró nuevo impulso, gracias a la inclusión en dicha antología de la jabera realizada por el "Niño de Málaga".

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